17 de julio de 2014

¿Qué pensarían los extraterrestres?

Mientras escribo este post, puedo escuchar la lluvia caer justo fuera de mi ventana, con una intensidad tal que pudiera asustar a quien la viera por primera vez. Y fue precisamente ese pensamiento el que hizo que me diera cuenta de la cotidianidad con la que miramos los fenómenos que suceden a nuestro alrededor, pero que son, sin resquicio de duda, sorprendentes.

No puedo dejar de imaginar la reacción de un extraterrestre que, viniendo de un planeta totalmente diferente a la Tierra, con una química vital quizás no basada en el carbono, sino en algún otro elemento, contemplara una tormenta en alguna selva tropical. ¿Qué pensaría? ¿Cuál sería su reacción? En primer lugar, le parecería bastante extraño llegar a un planeta que contiene vastas cantidades de agua en los océanos, pero de repente vería que esa agua cae desde las nubes.

Aquella sustancia base para la vida simplemente se derrama sobre las plantas, los animales, las ciudades; y los humanos ni siquiera prestan atención a aquel milagro, sino que más bien se molestan y maldicen porque esas gotas han arruinado sus planes o su día.

Desde pequeño me han fascinado las tormentas, y me encantaría presenciar una en campo abierto, contemplar la inmensidad de las nubes, ver los rayos y escuchar los truenos sin más refugio que, tal vez, una pequeña choza. Escuchar el zumbido del agua al aproximarse con toda su fuerza. Debe ser una lección bastante eficiente para enseñar humildad a los humanos, para ver que a pesar de nuestros delirios de grandeza, la naturaleza es inmensa, poderosa y no tiene reparos en desatar su furia cuando es necesario.

Es con estos ejemplos que queda claro que la vida y la inteligencia son accidentes, el Universo y la Naturaleza no fueron hechos para nosotros, sino que somos seres que, aún con toda nuestra inteligencia y poder de razonamiento, no les hacemos ni cosquillas.