30 de enero de 2010

Discográficas VS. Piratería

Todo comenzó con Napster.

De hecho no, al menos en nuestro querido México comenzó hace mucho más tiempo, en aquellas épocas lejanas cuando podías conseguir cassettes piratas por $10 en los tianguis. Cuando llego el CD, su precio -en pirata- era de ¡$50! pero segúia siendo mucho más accesible que su contraparte original, que iba de los $200 hacia arriba.

Luego el internet se masificó, nuestro querido Carlos Slim trajo el dial-up a nuestros hogares y lo demás es historia, Napster nace, se desarrolla a niveles insospechados y muere. Decenas de redes P2P le suceden: Kazaa, Ares, Limewire, eMule, etc; después llegan los torrents y las velocidades de conexión son más rápidas con la introducción del ADSL, dándonos oportunidad de descargar materiales más pesados en tiempos más cortos.

Ojalá ésta historia fuera así de simple, pero no. Las disqueras han metido su cuchara y han empezado una guerra contra todo aquello que viola sus preciados "derechos de autor".
Pero ¿qué es realmente el Copyright? La fuente más obvia e inmediata -Wikipedia- lo define como "conjunto de normas y principios que regulan los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores, por el solo hecho de la creación de una obra literaria, artística, científica o didáctica, esté publicada o inédita"

Hasta aquí todo va bien, el autor hace una obra, la registra y la protege contra copias ilegales.
Las cosas empiezan a complicarse un poco cuando nos preguntamos ¿qué se considera una copia ilegal? Bueno, eso depende de la legislación de cada país, pero en las naciones en que las doscográficas u otras entidades de gestión han realizado juicios a los administradores de redes de intercambio de información, ha quedado bien claro que no es ilegal compartir archivos a través de Internet, siempre y cuando no haya fines de lucro.

Eso está a punto de cambiar, porque debido a las presiones ejercidas por entidades como SGAE en España y AMPROFON en nuestro país, los gobiernos comienzan a crear leyes para perseguir sin piedad a todo aquél que, según su criterio, proporcione o tenga acceso a material protegido por derecho de autor.

Ahora bien, ¿éste tipo de asociaciones buscan realmente proteger al autor? Según mi punto de vista, los creadores son los más perjudicados, he aquí un ejemplo para explicarlo:
1.-Un usuario descarga el soundtrack de una película que le encantó.
2.-Una entidad gestora demanda al usuario que subió a la red ese material, y al que lo descargó también.
3.- Se lleva a cabo un proceso jurídico en donde se determina que los usuarios deben pagar una cantidad exagerada por incurrir en un delito y además su ISP les dejará sin acceso a redes P2P o torrents.
4.- La entidad gestora se queda con la totalidad del dinero, siendo que ellos no son los autores del material descargado.
5.- El autor original ni siquiera se da cuenta de que alguien fue enjuiciado y multado por descargar "ilegalmente" material creado por él, y por supuesto no ve ni un centavo del "beneficio" obtenido por haber registrado el material.

¿Qué sucederá si éste tipo de propuestas llegan a ser aprobadas? Pues será que sólo tendremos acceso a la música que pasen en la radio o los canales de televisión, los artistas afiliados a una disquera grande tendrán menos exposición y menos ganancias como consecuencia, y si quieren tener éxito deberán mudarse a un sello independiente o de plano cambiar de profesión a alguna más redituable.

Viendo más allá, si la música no se difunde libremente, la gente perderá su influencia y habrá menos personas que quieran vivir de ella, los sellos se quedarán sin músicos a quienes fichar y entonces pensarán en un modelo que les permita subsistir, mismo que es necesario desde ahora pero que se niegan a poner en marcha.

Así que déjense de tonterías y pónganse a idear ese modelo en el que creador, mercado y compañia salgan ganando, porque al paso que van se quedarán sin artistas y sin consumidores.

23 de enero de 2010

Musicómanos Pretenciosos

Hace unos cuantos meses asistí a la final de un concurso de bandas de "rock" en uno de los lugares nice de San Luis Potosí.

En el recinto había alfombra roja -háganme favor- e incluso la banda favorita para ganar el concurso llegó en una Hummer H2 -que se quedó sin gasolina-.

La entrada al salón estaba custodiada por automóviles FIAT y el nombre de una radiodifusora encabezaba la puerta, lo que sea de cada quién se notaba el presupuesto gastado en el evento. Una vez adentro, los integrantes de cada uno de los grupos participantes lucían poses de rockstars, cabe destacar que el promedio de edad de los músicos era aproximadamente de 19 años; había tipos con vestimentas por de más exoticas, peinados de 30 cm. de alto o cubriendo la mayor parte del rostro, sacos y pantalones multicolores, maquillaje, zapatos de plataforma y accesorios brillando en la oscuridad, obviamente dando más enfoque a la imagen que a la música o la propuesta.

Las agrupaciones se fueron sucediendo en escena y hubo pocas que mostraran algo en verdad sobresaliente, la mayoría subían al escenario a presumir sus vestimentas y sus modelos caros de guitarras y bajos. Una pregunta vino a mi mente:

¿Es éste el futuro de la música?

Señores, el rock es mucho más que peinados glam y vestimenta exótica.
El rock es actitud más que guitarras sofisticadas e impecables.
De nada sirve tener una Gibson Les Paul con amplificadores Mesa si no hay un acorde que se instale en la conciencia y produzca un escalofrío, o una frase que nos haga identificarnos con quién la escribió.

Se notaba que la mayoría de los "músicos" estaba en una banda sólo porque los hacía ver mas "cool" cons sus amigos y porque así podrian ligar adolescentes ingenuas alardeando que eran rockers y rebeldes, cuando la realidad es que eran niños de alguna colonia fancy con juguetes caros de seis o cuatro cuerdas que dejarán en el olvido cuando por fin se liguen a esa niña rica de su vecindario.

Olviden las poses, el vestuario y los peinados y concéntrense en la actitud, sálgan de su burbuja y percátense que el mundo no es perfecto y que la vida no es justa, hagan música basados en la premisa de cambiar el rumbo de la sociedad a través del sentimiento implícito en una nota o una frase salida de las entrañas de la espina dorsal.

Eso es el alma del rock.