26 de julio de 2010

El Bicentenario

Desde hace ya bastante tiempo, hemos sido bombardeados con información acerca de los eventos que se celebrarán próximamente con motivo de aniversario número 200 del Grito de Dolores, mismo que marca el inicio de la guerra de Independencia de México, y el aniversario número 100 del inicio de la Revolución Méxicana. En las principales ciudades del país se han instalado sendos relojes marcando los días, las horas, los minutos y los segundos que faltan para que den inicio los festejos; se han dado a conocer convocatorias para distintos concursos, tales como "el platillo del bicentenario", "la canción del bicentenario" etc.

Así mismo, otras organizaciones no gubernamentales se han subido al tren de las festividades, sacando al mercado productos conmemorativos u organizando torneos deportivos para conmemorar tal ocasión, tenemos como ejemplo el "Torneo Bicentenario 2010" que organiza la Federación Mexicana de Fútbol" o la "Edición Especial Bicentenario" que la marca alemana de automóviles Volkswagen producirá de algunos de sus vehículos.

Viendo todo ésto, me surge una pregunta: ¿Es realmente necesario tal despliegue de recursos?
Sé perfectamente que la ocasión es realmente especial y fundamental para la identidad nacional de los mexicanos, y ni que decir de la trascendencia histórica que representa, pero debemos ser conscientes de la situación que el país vive en la actualidad, misma que no es muy positiva. Si bien es evidente que conmemorar 200 años de independencia como nación y 100 de aquel cambio radical que significó la revolución es motivo de orgullo y, al mismo tiempo razón para celebrar, México está lleno de problemas que no debemos olvidar.

Vivimos una de las épocas más difíciles de nuestra historia, con el narcotráfico haciéndose presente a través de violencia extrema, corrupción en los altos -y no tan altos- círculos de poder, pobreza de la población, índices de inseguridad cada vez mayores, analfabetismo, pérdida de empleos, alza de precios de la canasta básica, impuestos que se elevan y salarios que permanecen estáticos es ovbio que las razones para festejar quedan opacadas.

La infraestructura necesaria para la celebración no es nada modesta, y se evidencía que el gobierno destinó bastante presupuesto federal para llevar a cabo semejantes eventos y concursos en cada uno de los estados de la república, pero ese presupuesto bien pudo haber sido destinado para los diferentes programas federales de ayuda a los sectores vulnerables de la población puestos en marcha hasta el día de hoy, o bien para crear algunos nuevos.

Sé que no soy la única persona que piensa de esta manera, y tampoco soy el único que ha externado una opinión al respecto, a lo que algunos representantes gubernamentales han respondido que el gasto será cubierto con la derrama económica que el turismo dejará en el país durante los festejos. Esperemos que por esta ocasión la gente que maneja las riendas de México tenga razón, y efectívamente la recaudación supere por un amplio margen a la inversión, porque si no es así, las próximas generaciones no tendrán mucho qué festejar dentro de 100 años.



25 de julio de 2010

El "Nacionalismo"


Observando con atención los comportamientos que se gestan dentro de la sociedad actual, es posible identificar con claridad un fenónemo, acentuado recientemente por la fiebre que la Copa Mundial de Fútbol desata en un país históricamente aficionado a tal deporte, como es México. Dicho fenómeno es lo que comunmente se conoce como nacionalismo, pero ¿qué es exactamente el nacionalismo?

Podemos definirlo a grandes rasgos como el sentido desmedido de identidad que uno o varios individuos manifiestan hacia un territorio -generalmente aquél donde nacieron.- Ahora bien, una vez conocido el concepto, es fácil caer en la cuenta de que la gran mayoría hemos expresado, al menos en una ocasión nuestro nacionalismo hacia México; pero también hemos hecho todo lo contrario, criticando, desprestigiando y subestimando aquello que nuestra nación produce, propone y lleva a cabo.

Entonces parece necesario preguntarnos: ¿Realmente amamos México? Parece ser que el sentimiento general de la población es: Sí, amamos México; su territorio, la nobleza de su gente, sus bellezas naturales, etc, pero estamos hartos de la violencia, la corrupción, la manipulación de la información, las mentiras de la clase política y los escándalos de la iglesia.

Deseo expresar mi punto de vista. Yo estoy orgulloso de ser mexicano, sin embargo, mi orgullo no tiene nada que ver con algún sentimiento semi-patriótico inculcado a la fuerza por el sistema educativo. No.
Tampoco voy por la vida diciendo que México es el mejor país del mundo, ni pregonando la idea de que amo tanto a mi nación que no quiero jamás irme a vivir al extranjero porque aquí tengo todo lo que necesito.

Son cosas diferentes, estoy orgulloso de ser mexicano, pero NO AMO A MI PAIS. Me explico:

Me gusta ser mexicano por la riqueza cultural que existe a mi alcance. Me gusta ser mexicano porque tengo la libertad de hacer lo que quiera -existe tanta libertad que, incluso los delincuentes siguen gozando de ella.- Pero la razón principal por la que me gusta ser mexicano, es que el simple hecho de serlo me plantea un reto, y esque cuando un habitante del tercer mundo logra sobresalir en un país tan jodido y carcomido por el crimen y la corrupción como el nuestro, hacerlo en el resto del mundo es cosa de niños.

Ahora, no amo a mi país porque ni siquiera creo en esa frase. México es el lugar en donde nací, pero no es MI PAÍS. Ni tuyo, ni de nadie más. No necesito tener una identidad ni un lazo sentimental hacia el fragmento de masa continental que me vió nacer, y es absurdo creer que mi esencia está intrínsecamente arraigada a un sólo lugar, y mucho menos tengo que alimentar mi autoestima con los logros que otras personas han conseguido "en nombre de México."

Nací en una porción de masa continental delimitada políticamente, poseedora de ciertas costumbres, creencias, tradiciones y cultura. Esa porción territorial se llama México y eso es lo que me hace ser mexicano, pero no hace que éste sea "mi país" y mucho menos hace que esté alegre/triste al saber que México es mejor/peor que otros países en tales o cuales disciplinas. Los logros y los fracasos son personales, no son de una nación.

Y para terminar, no veo el motivo para sentirse orgulloso de vivir en un lugar donde cualquier acto criminal es convertido en chiste y se le resta importancia, y en donde el hecho de que el gobierno es un incompetente parece no abrirle los ojos a una población que se conforma diciendo "estoy mal, pero no importa, el de al lado está peor que yo"

5 de julio de 2010

Los personajes

Todos alguna vez hemos creado personajes, ya sea como máscaras de nosotros mismos en nuestro entorno, o en algún cuento, historia, canción, etc. que hayamos escrito en alguna ocasión. Y yo soy adicto a crear, no sólo personajes, sino también historias y sutuaciones -aunque no necesariamente buenas.-

Me siento muy atraído por la idea de tener control absoluto sobre el destino de un ser vivo (porque, aunque sea un producto de nuestra perversa imaginación, vive dentro de ella), podemos decidir con total autoridad cuándo y de quién se enamorará, cuánto ha de sufrir y cómo debe reaccionar ante los estímulos de su imaginaria existencia.

La nobleza del personaje recide en su capacidad de soportar todo lo que nuestra torcida mente pueda imaginar, y cuando al fin llega la hora de que muera, aceptará su destino sin oponerse y sin chistar.

Crear personajes es jugar a ser el Dios de nuestro propio universo.