Así mismo, otras organizaciones no gubernamentales se han subido al tren de las festividades, sacando al mercado productos conmemorativos u organizando torneos deportivos para conmemorar tal ocasión, tenemos como ejemplo el "Torneo Bicentenario 2010" que organiza la Federación Mexicana de Fútbol" o la "Edición Especial Bicentenario" que la marca alemana de automóviles Volkswagen producirá de algunos de sus vehículos.
Viendo todo ésto, me surge una pregunta: ¿Es realmente necesario tal despliegue de recursos?
Sé perfectamente que la ocasión es realmente especial y fundamental para la identidad nacional de los mexicanos, y ni que decir de la trascendencia histórica que representa, pero debemos ser conscientes de la situación que el país vive en la actualidad, misma que no es muy positiva. Si bien es evidente que conmemorar 200 años de independencia como nación y 100 de aquel cambio radical que significó la revolución es motivo de orgullo y, al mismo tiempo razón para celebrar, México está lleno de problemas que no debemos olvidar.
Vivimos una de las épocas más difíciles de nuestra historia, con el narcotráfico haciéndose presente a través de violencia extrema, corrupción en los altos -y no tan altos- círculos de poder, pobreza de la población, índices de inseguridad cada vez mayores, analfabetismo, pérdida de empleos, alza de precios de la canasta básica, impuestos que se elevan y salarios que permanecen estáticos es ovbio que las razones para festejar quedan opacadas.
La infraestructura necesaria para la celebración no es nada modesta, y se evidencía que el gobierno destinó bastante presupuesto federal para llevar a cabo semejantes eventos y concursos en cada uno de los estados de la república, pero ese presupuesto bien pudo haber sido destinado para los diferentes programas federales de ayuda a los sectores vulnerables de la población puestos en marcha hasta el día de hoy, o bien para crear algunos nuevos.
Sé que no soy la única persona que piensa de esta manera, y tampoco soy el único que ha externado una opinión al respecto, a lo que algunos representantes gubernamentales han respondido que el gasto será cubierto con la derrama económica que el turismo dejará en el país durante los festejos. Esperemos que por esta ocasión la gente que maneja las riendas de México tenga razón, y efectívamente la recaudación supere por un amplio margen a la inversión, porque si no es así, las próximas generaciones no tendrán mucho qué festejar dentro de 100 años.
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