A raíz de la "digitalización" de la que somos usuarios en nuestra vida cotidiana, cada vez es más común que dependamos en mayor medida de un medio electrónico para desenvolvernos e interactuar con otros individuos en distintos ámbitos; ya sea con proveedores o contactos en el trabajo, o con compañeros de clase para intercambiar tareas y/o organizar trabajos o exposiciobnes para la escuela. Medios como los mensajeros instantáneos o las redes sociales hacen más sencillas éstas tareas, pero ¿qué sucede cuando usamos éstos mismos medios para crear relaciones personales?
Situaciones como ésta se dan más comunmente de lo que imaginamos, e incluso, al menos en Estados Unidos 1 de cada 8 parejas casadas se conocieron por internet, lo que se traduce en que la red de redes gana cada vez más terreno en cuanto a fomentar relaciones.
La línea entre una relación plausible y una mera ilusión sin sentido es muy delgada y difícil de distinguir y varios factores han de ser tomados en cuenta, porque se dan muchos casos en los que la posibilidad de conocer físicamente a esa persona es menor a la de ganar la lotería, pero aún así la parte sentimental del pensamiento se empeña en crear el espejismo de la correspondencia y la oportunidad.
En este tipo de situaciones, lo mejor es hacer prevalecer a la razón sobre el sentimiento, es extremadamente difícil, pero de otra forma debemos prepararnos para enfrentar las decepciones a las que la situación nos enfrentará.
Pero no sólo se dan relaciones amorosas. Surgen también amistades a través de Internet, y en algunos casos son igual o más sólidas que las que construimos en la vida real, encontramos confidentes, personas que nos apoyan en determinadas situaciones y que generalmente pasan de ser simples contactos en una red social a lo que denomino "amistades del messenger", siendo el hecho de compartir tu dirección de correo personal un signo de confianza y que denota cierta personalización.
Es indudable que nuestros hábitos sociales cambian, e incluso los más puristas caen de vez en cuando en éstas nuevas tendencias cibernéticas (me sentí en los 90). Estamos presenciando sólo el inicio de un giro radical en la forma de interacción humana. ¿Qué sigue?
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