16 de septiembre de 2010

Estamos rodeados de mierda


En verdad que cada año me ofusca la hipocresía de la que se impregna todo lo que me rodea. Desde las ventanas de las casas totalmente tapizadas por banderas de papel hasta los adornos en los espejos retrovisores de los autos, pasando por las caras pintadas por los colores de la bandera mexicana, los moños tricolor y bigotes postizos.

La gente pregonando por doquier que ama a México, y que a pesar de todas las desventuras por las que el país atraviesa, no lo cambiarían por nada. Todos parecen llenarse de un patriotismo barato y desechable que les dura la primera quincena de septiembre -bueno, 16 días exactamente, porque el desfile también cuenta.- El sentimiento se asemeja demasiado a lo que se vive durante los últimos días de cada año, con personas haciédose promesas de que cambiarán y serán mejores... De patrioteros están llenas las calles.

Pero el diecisieteavo día del noveno mes de cada año, la realidad aplastante se manifiesta de nuevo, mostrando que no podemos olvidarnos de ella por más de una quincena. Aquellos que una noche antes, víctimas de la intoxicación etílica juraban cambiar, faltan a sus trabajos presas de resacas impresionantes, golpean a sus esposas, abusan de su autoridad, sobornan y se dejan sobornar, consumen drogas ilegales, tiran basura en las calles, evaden impuestos y una larga lista de ecéteras. ¿Dónde quedan las ganas de cambiar a México? Se fueron como se va el alcohol después de expulsarlo del cuerpo: por el caño.

No tengo nada con la gente que cree que puede hacer del lugar donde vive algo mejor, al contrario, me gusta ese optimismo, porque las grandes acciones comienzan con grandes ideas, pero me molesta que los hipócritas -que desgraciadamente son la mayoría- desgañiten sus gargantas al grito de "viva México" y un día después sigan colaborando para hundirlo en un abismo sin fondo.

Los delincuentes no son el principal problema, tambien lo es el pueblo que juega a querer a su patria quince -o dieciséis- días al año, pero la hace mierda los otros 350.

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