17 de noviembre de 2014

Hecho en México.

Mi vecino reúne todas las característica que desprecio en una persona. Es un ser humano mediocre, sin metas ni aspiraciones reales. Su realización ocurre cada fin de semana, cuando su novia le trae varios paquetes de cerveza y comienzan a tomar desde las 14 hasta las 00 horas escuchando música de bandas, corridos y baladas baratas.

Me molesta mucho, y no por el hecho de que se trate de él en particular, sino porque actualmente veo esa tendencia en muchas personas de mi generación y de las posteriores; conformarse con que llegue el viernes para embriagarse, cantar a todo pulmón y esperar a que llegue el lunes para quejarse y arrastrarse por la vida hasta el viernes, cuando la historia se repite.

¿Tiene un trabajo? Sí. Es mesero. Y no digo en absoluto que trabajar de mesero sea malo. Lo que sí es malo es que no tenga ese empleo con afán de crecer, de superarse, se que sea un trampolín para llegar a otro lugar. Lo único que pretende lograr es obtener el dinero suficiente para comprar alcohol, botanas y cigarros para encerrarse en su casa a beber y fumar, bajo el argumento "esto es vida".

Nada más alejado de la realidad. Si bien puede parecer vida en este momento, dudo mucho que al llegar a la vejez no se arrepienta de haber desperdiciado el tiempo de su juventud, cuando tenía la fortaleza y la energía para lograr las metas que se planteara.

Si más personas como él reflexionaran y se decidieran a mejorar, crecer y desarrollarse, otro gallo le cantaría a México.

8 de noviembre de 2014

...que la Nación me lo demande.

A la luz de los sucesos más recientes acaecidos en territorio mexicano, la expresión que ronda en mi cabeza es: WTF México?!?! (Disculpen el spanglish, pero así es la expresión). 43 estudiantes aparentemente asesinados, una adolescente que contrata sicarios vía Facebook para matar a sus padres, un hombre que mata a su suegra con una sartén, un largo etcétera.

Político y criminal fundidos, representados por una sola persona. Esa es la tendencia de la cúpula de poder en nuestro país. ¿En qué momento los criminales se hicieron con tanto poder? ¿Cómo lograron escalar hasta las filas más altas en la jerarquía nacional? Vaya, que el mejor signo de lo mal que estamos es que el gobierno actual nos hace extrañar el sexenio de Felipe Calderón.

La línea que da titulo a este post es un extracto de la toma de protesta del Ejecutivo Federal, y es pronunciada el primero de diciembre de cada seis años. Los labios que más recientemente, de manera oficial, han pronunciado tal expresión pertenecen a Enrique Peña Nieto, y yo creo que hay que tomarle las palabras; los motivos sobran.

Para empezar, es por demás evidente que la llegada al poder de nuestro Licenciado Presidente fue a base de fraudes y manipulación mediática. Se la pasamos. Luego vinieron las reformas educativa y laboral (ésta última heredada por Calderón). Se las pasamos. Atacó después con otra reforma, la energética. Se la volvimos a pasar. Ahora sus manos se manchan de sangre, por segunda ocasión (recordemos que la primera fue San Salvador Atenco); ¿se la vamos a volver a pasar?

Tengamos en cuenta las palabras que él pronunció en aquélla toma de protesta, cuando recibió la banda presidencial de manos de Felipillo "... y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande". Si en él cupiera la sensatez, la masacre de los 43 estudiantes guerrerenses habría bastado para que dejara el cargo de Presidente por su propia voluntad y se largara, como mínimo, a esconder su cabeza bajo la tierra y no volviera a sacarla nunca. Pero es el PRI, es México, eso no va a suceder jamás. 

Sin embargo, la Constitución nos confiere a los ciudadanos el poder de destituirlo, de exigir su renuncia por incompetente, por entregar a su pueblo a los delincuentes. Actuemos, YA.