Esta obra es de esas que se han quedado tan posicionadas dentro de mis favoritas, que la releo cada que tengo oportunidad, aunque la pila de libros pendientes siga creciendo mes con mes. Y es que es simplemente magnífica. Excelsa. Resulta, además de entretenida por la propia historia principal, muy precisa en todos los aspectos técnicos de los que habla. Se nota el conocimiento de causa por parte del autor en varios temas de naturaleza ingenieril.
Pero, ¿de qué va esta novela? La premisa es sencila: un hombre se queda abandonado en Marte y debe sobrevivir con lo que tiene a la mano hasta que pueda ser rescatado. Mark Wantney es el nombre del protagonista y vemos la mayor parte de la historia desde su punto de vista. A manera de escribir un diario para que quede registro de sus vivencias por si acaso no sobrevive, nos va platicando por qué está varado en nuestro mundo vecino. Él era parte de la tripulación de la misión Ares 3 en el paneta rojo. Apenas seis días después de comenzada la operación, que tendría una duración prevista de treinta, los tripulantes se ven forzados a abortarla y volver a la Tierra a causa de una fuerte tormenta de arena que amenaza con destruir los instrumentos de comunicación así como la nave que los sacará de Marte. Watney es herido por una antena y queda inconsciente, pero sus colegas piensan que está muerto y, a su pesar, lo dejan abandonado en ese solitario y agreste lugar.
Unas horas después de la tormenta él despierta y se da cuenta de lo sucedido, analizando y dejando registro de por qué sigue vivo a pesar de sus heridas. Hace un inventario de los recursos con los que cuenta y los que necesita para mantenerse vivo el mayor tiempo posible. Un enorme problema es que, tanto abordo de la nave en la que sus compañeros viajan hacia la Tierra como en la propia Tierra todos piensan que está muerto, pues ese es el informe oficial. Botánico de profesión, lo primero que se plantea es acondicionar algo de la superficie del planeta como lugar de cultivo, aprovechando que llevaba unas papas para estudiar el crecimiento bajo las condiciones extremas de ese lugar. Otro problema que debe enfrentar es que cuenta solo con escasas reservas de agua, así que idea un plan para extraer el vital líquido del combustible para cohete que tiene a su alcance. La posible solución pone en riesgo su vida, pero ya está en riesgo de cualquier manera.
Con el afán de comunicarse con la Tierra, se plantea trasladarse hacia el remoto sitio en donde la sonda Pathfinder perdió su contacto con el centro de control de su misión, para recuperar la antena y tratar de dar señales de que sigue vivo. Esta y otras peripecias son parte del día a día o, mejor dicho, sol a sol (un día marciano recibe el nombre de sol) de Watney, mientras en paralelo el narrador omnisciente nos da cuenta de cómo marchan las cosas para rescatar a cosmonauta abandonado en ese lejano lugar. Dicho plan incluye una colaboración de la NASA con la Agencia Espacial China, algo que, de momento, sí es digno de ciencia ficción.
Este libro tiene un 10/10 en mi colección, altamente recomendable.
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