19 de agosto de 2010

Apple y su influencia en la cultura popular


Aceptémoslo, Apple está de moda aunque no nos guste. La mayoría de los blogs de tecnología publican al menos un post al día sobre algún tema relacionado con la manzanita mordida: el antennagate del iPhone 4, rumores sobre una probable iBike o un iPhone con tecnología CDMA, el drama Apple Vs. Adobe, Jobs prohibiendo apps, Jobs aceptando apps, especulaciones sobre los resultados de iAds y un muy largo etcétera. Apple es el mejor ejemplo de aquél dicho que asegura que no hay publicidad mala.

La llamada electrónica de consumo tiene como uno de sus mayores protagonistas a la citada compañía, siendo la gama de iPods un factor de mucho peso en esa categoría, además de que la llegada del iPad -recibido entre opiniones divididas- ha incrementado de manera exponencial la popularidad de los de cupertino, quienes son también conocidos por ser maestros de la mercadotecnia, al vender, además de un producto, la idea de estar a la moda al tener sus dispositivos.

Como sabrán, la marca cuenta con su propio ejército de seguidores, llamados Apple Fanboys o simplemente Fanboys, quienes tienen (tenemos, confieso que soy uno de ellos) una especial admiración por todos, o la mayoría de los productos desarrollados por Apple Inc, y además de eso, defienden a capa y espada las decisiones tomadas por su CEO: Steve Jobs. Pero se distinguen claramente dos tipos de Fanboys:

El primero es un viejo lobo de mar, seguidor de la marca desde sus inicios y conocedor de las diferentes etapas de la empresa, sus primeros éxitos y sus primeros fracasos. Sabe de la existencia del Apple I, II, Lisa, McIntosh; la salida de Jobs y su regreso triunfal; conoce la gama de Macs, MacBooks, iMacs, las distintas versiones de Mac OS y sabe la importancia de Wozniak, Wayne, Markkula, Sculey y el mimso Gates dentro de la historia de la empresa.

El segundo tipo, que parece estar proliferando de manera alarmante, es aquel que compra los últimos aparatos lanzados al mercado por parte de Apple poniendo especial importancia al status que el gadget le dará dentro de su círculo social, aunque no tenga la necesidad de adquirir el producto y no sepa como sacar el máximo provecho de él. Esta situación vino a agudizarse con la popularidad alcanzada por el iPhone y se incrementó aún más con la llegada del iPad. Es tanto el halo de éxito, que al día de hoy el mero hecho de poseer uno de estos inventos automáticamente parece colgar una etiqueta de conocedor, tecnólogo, o geek, y es asombroso ver que en un afán por llamar la atención o sentirse parte de un movimiento, muchas personas recurren a la popularidad de la marca y sienten que esa misma popularidad se transfiere a su persona.

Apple vive el mejor momento mercadológico de toda su historia, y es cierto que es resultado de la calidad, innovación y diseño de sus productos, pero el fenómeno se ve amplificado por una sociedad comsumidora que alimenta el espejismo de que entre más gadgets de Apple se tengan, mayor jerarquía social, popularidad y admiración se conseguirá, y el ser humano por naturaleza ama ser popular y admirado.

Para terminar, quiero decir que Apple no es el iPod, ni el iPhone 4, ni el iPad. Apple es una empresa con una historia mucho mayor que el gadget de moda, una compañía que fundó la era de la computación personal y que lidera, junto a otras, la innovación y el desarrollo tecnológico. Apple es una tradición y el ejemplo de que cuando las cosas se saben hacer, el éxito entra por la puerta principal.

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