5 de noviembre de 2016

Mi vida en 2006.



Matemáticamente hablando resulta absurdo dudar que la diferencia entre 2016 y 2006 es 10. Sin embargo, al hablar no sólo de cifras sino de años, y aunque la diferencia sigue siendo 10, cuesta un poco de trabajo asimilar que esa cantidad de vueltas alrededor del sol ha pasado ya, pues se ha sentido como un abrir y cerrar de ojos.

Es signo inequívoco de crecer el hecho de sentir que los años pasan cada vez más deprisa; hoy en día un año no parece durar lo mismo que cuando nuestra edad rondaba los 5 o 6. Toda esta reflexión viene a colación de que hace 10 años sucedió un hecho que cambiaría el rumbo que mi vida seguía, y marca la primera de las circunstancias que me trajeron a donde me encuentro en mi presente. El 1 de noviembre de 2006 entré a trabajar a Atento C.C. Toluca, como operador telefónico de activación de tarjetas de crédito departamentales de Bancomer.

Antes de esto yo no trabajaba ni estudiaba (era un Nini, en el lenguaje coloquial). Me dedicaba a pasar mis días en Los Portales de Toluca con varios amigos vendiendo chocolates y cantando canciones de Green Day acompañados por un par de guitarras acústicas. Mi historial académico mostraba la preparatoria truncada en en cuarto semestre y un intento fallido de continuar estudiándola en el sistema abierto. Obtuve dicho empleo gracias a dos de mis primos: uno que ya laboraba allí, y su hermano mayor, que fue quien me llamó un par de días antes diciéndome que consiguiera una solicitud de empleo y me presentara a una entrevista ese mismo día.

Ya había trabajado con anterioridad, en empleos sencillos y mal remunerados, pero considero Atento como mi primer trabajo de verdad, pues fue ahí donde aprendí a hacerme responsable por mis acciones y a luchar y dar mi mejor esfuerzo para sobresalir y obtener un mejor puesto. Esa empresa me fascinó, desde el diseño de sus instalaciones con colores brillantes y formas geométricas en sus paredes, hasta las propias actividades que realizaba en mi día a día. Aprendí que el trabajo no era nada más una manera tediosa y molesta de obtener dinero, sino que brindaba la satisfacción de sentirse útil, de cumplir expectativas y plantearse metas y objetivos para ser una mejor persona.

Hoy, 10 años y 4 días después, y aunque me cuesta mucho creer que ha pasado una década, me encuentro trabajando en un ramo totalmente diferente a la gestión telefónica, pero esas enseñanzas las sigo poniendo en práctica, y con eso me quedo.

30 de octubre de 2016

¿Festejar Halloween me hace un mal mexicano? No lo creo.



Año tras año las redes sociales se llenan con publicaciones pseudonacionalistas que tratan de convencernos de que por ningún motivo deberíamos celebrar Halloween en este país, puesto que nosotros contamos con la versión mexicana del festejo, llamado Día de Muertos. Yo me pregunto ¿por qué no? La respuesta generalizada a esta interrogante es que celebrar la primera causa un directo perjuicio a la segunda, y colabora a que nuestra identidad y nuestras tradiciones se vayan perdiendo.

No podría estar más en desacuerdo con dicha postura. Y es que, si de verdad se trata de respetar las costumbres y tradiciones mexicanas, además de festejar el día de muertos deberíamos realizar sacrificios humanos cada 52 años con el fin de que los seres de la noche no dominen la Tierra, como hacían los aztecas.

¿Por qué esta campaña contra el 31 de octubre y no contra el Día de San Valentín, el Día de las Madres o Navidad? Ninguna de estas celebraciones tiene un origen mexicano, y no veo a nadie quejándose porque se conmemoran en territorio nacional.

Por el lado de conservar nuestras tradiciones, es algo que veo válido y necesario, pero estoy convencido de que Halloween y Día de Muertos no son mutuamente excluyentes, es decir, el hecho de celebrar una fecha no nos impide celebrar la otra. La responsabilidad de conservar y transmitir nuestros usos y costumbres estriba en nosotros, y podemos hacerlo hablando a las nuevas generaciones de que hoy vivimos en un mundo globalizado, en el cual ya no sólo nos corresponden las celebraciones mexicanas, sino cualquier otra que nos haga sentir que somos parte de algo. Si Halloween contribuye a forjar una relación cordial con los vecinos, a pasar un buen rato en una fiesta en compañía de amigos, ¿qué más da que provenga de Estados Unidos, Irlanda, Holanda o Bolivia? Hay que aprender a sacar lo bueno de las cosas, sin importar si son hechas en México o no.

Para finalizar, quiero dejar plasmada mi opinión de que un mejor México no se va a crear festejando Día de Muertos y dejando de celebrar Halloween. Mientras los ciudadanos sigamos fomentando la corrupción, la desigualdad, la discriminación, el activismo de sillón y volteando la mirada ante los abusos de la autoridad, seguiremos cayendo en picada por culpa de nuestra mediocridad.

Así que a dejar atrás la hipocresía y a celebrar lo que sea que te haga feliz.

Trick or treat. Happy Halloween!

8 de agosto de 2016

Uno de mis tantos problemas.

Tengo problemas con lo espiritual. Pero no desde el punto de vista del ateo que va por la vida insultando a los creyentes y sintiéndose superior a ellos. No, mi problema no es ese, pues coincido con Carl Sagan en una de sus máximas:

"Un ateo tiene que saber mucho más de lo que yo sé. Un ateo es alguien que sabe que Dios no existe. Por decirlo de alguna forma, el ateísmo es muy estúpido." 
Yo no me considero ateo, pues no afirmo que la existencia de un Dios particular es nula, simplemente me cuesta mucho trabajo creer que una deidad exista, dada la evidencia de la que disponemos hoy en día. Y, si a caso algunas veces puedo concederme creer en su posible existencia, creo que los seres humanos manifestamos nuestra soberbia al pensar que, dado el tamaño del Universo conocido, Dios se preocupa un carajo por nosotros.

Pero ya me salí del tema. Digo que tengo un problema con lo espiritual y me preocupa y explico el porqué. He notado que cuando las personas cuyo espíritu está "fortalecido" tienen un problema o una situación que los llena de aflicción, se consuelan al pensar que Dios, o la suerte, o el karma, o el destino o el Plan Maestro, se encargará de decidir sel rumbo que tomará su vida. Al pensar así, al confiar en que todo está escrito, reciben una tranquilidad que sinceramente envidio.

He intentado hacer lo mismo. No con un Dios, pero sí tratando de creer que las cosas se resolverán de una manera que al final acabará siendo favorable para mí. Pero mi lado racional inmediatamente se aparece para recordarme qué soy yo en este Universo probablemente infinito: nada. Soy un átomo de silicio en una playa cualquiera. Nadie tiene un plan para mí, el Cosmos ni siquiera se imagina mi existencia, y como tal, no va a preocuparse por decidir mi futuro.

He escuchado muchas veces, a manera de consejo, que no se necesita ser religioso para ser espiritual. El problema, mí problema, es que yo no puedo ser ni lo uno ni lo otro. Quizás estoy pensando demasiado, pues creo que para ser espiritual la razón no nos es de ninguna ayuda. Lo espiritual va más allá del raciocinio, es un instinto, es algo que se consigue yendo más allá de los simples pensamientos. Es abandonarnos a algo más grande que nosotros mismos. Sin embargo, yo no me siento capaz de hacerlo, por más que lo intento.

3 de julio de 2016

Lo que aprendí en 10 años.


No hace muchos días que cumplí 30 años. Creo que, cuando se cumple una década, sucede lo mismo que cuando culmina un año: tenemos ese deseo irrefrenable de ver hacia atrás para apreciar lo que hemos hecho, reflexionar acerca de dónde estamos y planear el camino por el que hemos de dejar marcados nuestros pasos; pero, a diferencia de los objetivos que se plantean cada 31 de diciembre, cumplir una década ofrece la oportunidad de afrontar retos mayores, pues sabemos que contamos con más tiempo para salir bien librado de ellos, Lo peligroso del asunto es que, al ser nosotros seres en estado de continua evolución en nuestra manera de pensar y de percibir al mundo, lo que hoy nos parece adecuado, quizás dentro de un par de años luzca como lo más absurdo que alguna vez pudimos concebir.

Sin embargo, hoy quiero hacer una minúscula comparación entre cómo veía yo la vida hace 10 años, al cumplir 20, y cómo la veo hoy, con 30 ciclos anuales completados. Para empezar, debo confesar que para mí significó un cambio más dramático pasar de los 19 a los 20, pues sentía una gran conmoción al pensar que, cuando me preguntaran mi edad, iba a dejar de comenzar la frase con "dieci..." para decir "veinti,.." y eso era algo que, en la insignificancia de mis problemas de aquéllos días, me causaba un gran conflicto. La vida, al comenzar los veintes, se veía mucho más sencilla, y yo creía tener el plan perfecto para triunfar en ella. Uno que, además de todo, era muy sencillo; tan sencillo que me parecía ridículo que otros no se dieran cuenta de que ése era el secreto, la gran receta: haz aquéllo que te haga sentir contento.

Sigo pensando que realmente es ésa la fórmula, pero tiene un pequeño truco que impide que las cosas sean tan fáciles como podrían parecer a priori, y se trata de que, para encontrar algo que te haga sentir contento, debes probar primero muchas cosas que, o te harán sentir mal inmediatamente, o que serán satisfactorias en un inicio, pero en las que eventualmente perderás el interés. Así que la fórmula está ahí, escrita y visible para todo el mundo. No es ningún secreto ni algún misterio que sólo conozcan los monjes budistas o los iluminados maestros tibetanos. Pero lo difícil, y lo que todos debemos hacer por nuestra cuenta, es encontrar el valor de las variables que resuelvan esa ecuación en función de nuestros propios sentimientos y deseos. 

Quiero decir que hay que llevar a cabo muchas pruebas, a veces es necesario desandar un camino que habíamos tomado con mucha decisión, con el fin de reconocer que el que nos habíamos negado a recorrer era realmente el adecuado. Otras ocasiones deberemos simplemente dejar de caminar; esperar, observar, escuchar y tantear el entorno para saber no sólo si nos conviene continuar, sino también para decidir con qué actitud hemos de enfrentar lo que nos vamos a encontrar.

Creo que eso es lo más importante que aprendí en esta década. No sé si dentro de diez años, al leer esto, sonreiré al ver confirmada mi teoría, o simplemente me dará pena la ingenuidad de la que mis pensamientos eran prisioneros en este momento. Habrá qué esperar 120 meses para saber la respuesta, pero sé que dejaré un registro escrito al respecto.

14 de marzo de 2016

¡El post número 100!

Como si de una obra de teatro se tratase, hoy en RafaSarrión estamos develando la placa de las 100 primeras representaciones, pero en este caso se trata de posts. La primera entrada (clic aquí) se publicó un lejano 23 de julio de 2009, y me resulta increíble que hayan pasado ya casi 7 años desde que decidí comenzar un blog. ¡También resulta increíble el hecho de que me haya tomado tanto tiempo llegar a 100 posts! Pero sean comprensivos, no soy un blogger profesional y además soy un alma procrastinadora. Hoy quiero compartirles algunas estadísticas y datos curiosos de este modesto espacio de opinión.

Originalmente, el blog se llamaba EspectadorSocial, pues la idea era crear un espacio en el cual denunciar las prácticas que considero más faltas de sentido común de la sociedad que me rodea.

El mes que más visitas registró fue febrero de 2016, con 1,291.

El mes que menos visitas hubo fue julio de 2011, con tan sólo 18.

2010 fue mi año más productivo, con 49 posts publicados (clic aquí), siendo agosto cuando más escribí, habiendo publicado 9 entradas (clic aquí).

Por otro lado, en 2012 prácticamente me olvidé de escribir, pues únicamente registré 2 publicaciones en todo el año; ambas en agosto (clic aquí).

La palabra que más ha atraído visitas al blog desde buscadores es "apple", debido al post "Apple y su influencia en la cultura popular" (clic aquí).

Los posts de los que estoy más orgulloso son, el llamado "¿Quiénes son los locos?" escrito el 6 de septiembre de 2010 (clic aquí), y "Cuando el cine te hace reflexionar. Un ensayo sobre feminofilia" publicado el 24 de enero de 2016 (clic aquí).

Obviamente México es el lugar desde el cuál ingresa más gente al blog, pero personas de lugares tan distantes como Rusia (437) o Malasia (189) lo han visitado.

La entrada "Errores ortográficos comunes" es la más leída (clic aqui), pues tiene un registro de 10,285 visitas (44.6% del total), y es también la más comentada.

Creo que son las estadísticas que vale la pena mencionar. ¡Hoy empieza a contar el tiempo para ver cuánto me tardo en llegar de 100 posts a 200!





11 de marzo de 2016

Caballerosidad, ¿cosa de otra época?

Acéptenlo, a todo hombre que utiliza el transporte público le cuesta demasiado ceder el lugar a las mujeres que viajan de pie. Es un hecho. Prácticas que antaño eran comunes, como abrir la puerta a las mujeres o cederles el paso al abordar un camión han caído en desuso y, si a caso existe algún hombre que todavía las practique, es tachado de cursi y anticuado.

Por supuesto existen muchos "caballeros" que se comportan como tales en el proceso de cortejo, cuando quieren conquistar a una dama. Sin embargo, cuando la susodicha mujer es ya su pareja, se quitan el sombrero y el bastón y se olvidan por completo de ese personaje de lotería, el catrín. Es cierto también que no a todas las mujeres les agrada un hombre caballeroso, por diversos motivos, pero siendo el principal el hecho de que ser tratadas de manera especial va en contra de los preceptos de la equidad de género que tanto han luchado por conseguir.

Tenemos el caso de los oportunistas que, siendo un usuario regular del transporte público, me toca observar bastante seguido. Son los tipos que cuando van sentados y ven a una mujer joven y atractiva, inmediatamente se levantan y le ceden el asiento, aunque una persona de la tercera edad lleve más tiempo esperando. Es gracioso. ¿Creen que la mujer en cuestión va a agradecerles su gesto dándoles su número de teléfono? ¿Qué esperan obtener? 

Personalmente, soy de la idea de adoptar una postura intermedia, ¡pues tampoco podemos andar por la vida cediendo lugares, abriendo puertas y pagando cenas a diestra y siniestra! Así como sería un error ser tan insensibles como para no hacer ninguna de estas cosas jamás aunque veamos que es necesaria. Yo creo que una verdadera equidad de género consiste en poder quedarme en mi lugar en el camión aunque vea a una mujer de pie (siempre y cuando no esté embarazada o sea de la tercera edad), pues yo también estoy cansado y deseo relajarme un poco.

La equidad es algo aplicable en todas las situaciones, no solamente cuando nos es conveniente.

29 de febrero de 2016

Si el poder fuera tuyo, ¿qué harías con él?

Imagina por un momento que en tu país hay una revolución. Tú apoyas totalmente la causa cuya meta es destituir a los actuales personajes que controlan esa tierra donde naciste y en donde habitas tú al igual que toda tu familia, tus amigos, profesores, enemigos y la totalidad de tu círculo social. Un buen día el movimiento triunfa y, gracias a tu colaboración en la victoria, deciden ponerte en el poder. El país, tu país, está en tus manos. ¿Qué harías?

Probablemente sea ésta una de las cuestiones más difíciles de responder, pero la estadística sugiere que, aunque tus intenciones sean buenas y justas para con el pueblo, al cabo de un tiempo acabarás convirtiéndote en una copia o, incluso, en una versión más cruel de aquél régimen que te precedió. Nos ocurre a todos. Es una característica del Poder el corromper a quien lo ostenta. 

Si se hiciera una encuesta entre niños de primaria y secundaria cuestionándoles sobre qué cambios harían para tener un país mejor, contestarían con muy buenas ideas, mismas que tal vez incluirían:


  • Penalizar severamente la corrupción policíaca.
  • Invertir más presupuesto en educación y desarrollo de ciencia y tecnología,
  • Repartir la riqueza del país de una manera equitativa.


Sin embargo, si uno de esos niños persigue una carrera política y llegamos a entrevistarlo 20 años después, sin duda alguna formará parte de un sistema corrupto, en el que solamente a costa de los demás logrará salir adelante. ¿Estamos entonces destinados a ser un país en donde nuestros gobernantes se aprovechen de su pueblo? Lamentablemente creo que sí. Es una característica inalienable de los sistemas de gobierno de países con tanta población, La democracia funciona a pequeña escala, pero cuando se trata de aplicarla a poblaciones densas fracasa estrepitosamente,

Podremos hacer las revoluciones que queramos, pero ello simplemente producirá cambios temporales que al final nos llevarán de vuelta al inicio. Ya lo decía Orwell en su Rebelión en la Granja; "Todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros".

7 de febrero de 2016

Canciones que definieron décadas.

Hay un refrán muy válido -como todos- que reza "en gustos se rompen géneros". Musicalmente hablando existen muchos géneros, y al parecer cada semana nace uno nuevo, fruto de la unión de dos o más ya existentes. Pero sin importar cuántos géneros haya ahí afuera, y cuántos más se estén gestando en este momento, existen canciones que nos recuerdan a una década en particular. Algunas por el éxito que alcanzaron; otras por que las escuchamos hasta el cansancio aunque eran odiosas. No importa la razón, hoy les presento mi particular punto de vista sobre las canciones que han definido cada década desde los 50's hasta el día de hoy.

1950 - Johnny B. Goode - Chuck Berry.

Si bien es cierto que Rock Around The Clock de Bill Halley and his Comets se considera según algunos especialistas como la primera canción grabada de Rock&Roll, es indiscutible que Johnny B. Goode nos evoca de inmediato aquélla época. Es por ello que se encuentra representando a su década.

1960 - Help! - The Beatles.



Es cierto que por aquélla época rondaban ya The Rolling Stones e incluso Creedence Clearwater Revival, pero es indudable que los 60's le pertenecen a The Beatles. Escogí esta canción porque es una de mis favoritas del Cuarteto de Liverpool.

1970 - Time - Pink Floyd. ---- Knowing Me, Knowing You - ABBA.






¿Por qué dos? Bueno, porque fue durante el transcurso de esta década donde la corriente musical de las masas comenzó a bifurcarse, naciendo lo que a postre sería una presunta guerra entre Rock y Pop. Por un lado tenemos a Pink Floyd, uno de mis favoritos personales; la otra cara de la moneda es representada por un cuarteto procedente de Suecia, llamado ABBA, prueba de que no todo el Pop es malo.

1980 - Breaking The Law - Judas Priest.



Mucho Glamm Rock se hizo durante esta década, y se ha dicho que, musicalmente, fue la peor del siglo. Quizás lo fue, pero existen joyas rescatables como esta canción de Judas Priest.

1990 - Basket Case - Green Day.



Durante los 90's, el Pop -malo- ganó mucho terreno en la televisión y en la radio. También fue ésta la década que vió nacer movimientos como el  Nu Metal o el Grunge, con exponentes como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden o Alice In Chains. Sin embargo, personalmente, nada refleja mejor la época de 1990 a 1999 como el álbum Dookie de Green Day, y de ahí se desprende esta canción.

2000 - Best Of You - Foo Fighters.



Creados en 1995 por Dave Grohl a partir de la muerte de Kurt Cobain, la primer década del nuevo milenio fue testigo del ascenso a la gloria de esta banda. Es cierto que tienen éxitos previos como Everlong, Monkey Wrench o Learn To Fly, pero como este tema, extraído de su primer disco doble titulado In Your Honor, no había precedente en su carrera. Marcó el inicio del estrellato de los Foo Fighters.

2010 - Get Lucky [Ft. Pharrell Williams] - Daft Punk.



Esta década la seguimos viviendo, y sinceramente con tanto género y artista ya no se sabe qué es lo que domina el mercado. Sin embargo esta canción retrata muy bien la tendencia que se está siguiendo hasta el momento.

He dejado fuera a muchas bandas importantes (The Who, STP, Guns N' Roses, Bee Gee's, Queen, etc.) pero sería imposible mencionarlas a todas. Espero sus comentarios y su opinión acerca de este post.

24 de enero de 2016

Cuando el cine te hace reflexionar. Un ensayo sobre Feminofilia.


Durante el transcurso de esta semana acudí con mi novia al cine a ver una película llamada La Chica Danesa [The Danish Girl], la cual trata sobre la historia de la primera mujer transexual registrada por la historia y retrata el proceso que siguió para lograr que su cuerpo coincidiera con lo que su mente sentía que realmente era: una mujer.

En posts anteriores he dejado claro que nunca me he sentido muy cómodo con las divisiones que la sociedad marca entre lo masculino y lo femenino; obviamente hay que respetar aquéllas que la naturaleza traza, pues por más que algún hombre deseara con todas sus fuerzas vivir la experiencia de dar a luz, o una mujer quisiera tener su manzana de Adán, existen limitaciones. Mi descontento va encaminado hacia cuestiones menos restrictivas. Gustos y actividades que nuestra sociedad moderna ha establecido como propias de uno u otro género.

La mencionada película me recordó sobre una actividad parecida, en principio, a la transexualidad, pero sin consecuencias tan definitivas como una operación de los genitales para cambiar definitiva e irreversiblemente de género: el Travestismo, también llamado Feminofilia. Creo que este tema es uno de los más tabúes en nuestra sociedad y, por lo mismo, existe muy poca información al respecto y mucha gente desconoce exactamente lo que es un travesti o un feminófilo. Hagamos un experimento mental: ¿qué te imaginas al pensar en la palabra travesti? Seguramente visualizas a alguien que se ha puesto implantes de senos y que utiliza vestuarios femeninos vulgares para ganarse la vida en espectáculos de bares gay o ejerciendo la prostitución homosexual.

La realidad es que un travesti es una persona (puede ser hombre o mujer) que disfruta vistiendo prendas que la sociedad ha clasificado como "del sexo opuesto". Esa es la definición más simple del término, aunque, como en todos los aspectos de la vida, tiene muchísimos matices y lagunas. ¿Los motivos? Son muchísimos y dependen de cada persona: olvidarse del estrés de ser uno mismo, ser tratado momentáneamente como un miembro del género opuesto, o simplemente disfrutar de la variedad del vestuario femenino (en el caso de los feminófilos,  que son hombres que disfrutan vistiendo prendas femeninas). Cada uno tiene sus razones, pero algo está claro: Ningún feminófilo tiene las ganas ni la intención de operarse para cambiar su sexo definitivamente, ni tampoco siente atracción por los individuos de su mismo género. Si hay alguno que dice lo contrario es porque no es un feminófilo, sino un transexual.

Es debido a esta confusión que se da en la mayoría de las personas que escuchan la palabra "travesti", que los feminófilos son un caso sobre el que casi no se ha arrojado luz, y por lo que se tienen muy pocas estadísticas al respecto. ¿Tiene algo de "malo" sentir atracción por usar faldas, vestidos, tacones, medias y lencería si eres hombre, o camisas, pantalones, trajes y corbatas si eres mujer? Reflexiona un momento antes de dar una respuesta. Piensa si, además de la que los humanos les ponemos a nuestras mascotas, alguna vez has visto a un animal con ropa. La respuesta es no. La ropa es un invento meramente humano, es algo sobrenatural (en el sentido estricto de la palabra: fuera de la naturaleza). Siendo así, son las personas quienes han dictado y establecido normas para asignar roles a la ropa (cosa que en el sentido más profundo es absurda, un traje es un traje, no es masculino ni femenino) sin tomar en cuenta los gustos de cada quien.

Es curioso que la homosexualidad sea un fenómeno más aceptado socialmente que el travestismo, pues a la gente parece causarle un corto circuito en sus neuronas el hecho de que haya hombres que gusten vestirse de mujeres y que mantengan el gusto por éstas, sin que deseen transformarse permanentemente en una de ellas. Dejando de lado el estigma social yo te pregunto ¿tiene algo de malo que a un hombre le guste usar faldas? No. Es simplemente tela cosida en una forma determinada. Sí, quizás ese hombre se siente como una mujer mientras viste esa falda, pero no creo que tú que lees este post nunca te hayas imaginado lo que sería pertenecer al sexo opuesto.

Esa fantasía es algo momentáneo, pasajero y que no causa ningún mal a nadie si se habla a tiempo y con sinceridad. Quizás a ti te gusta más tomar agua que refresco, o prefieres gatos y no perros. Hay alguien a quien gustan más los vestidos que los trajes. Yo conozco a alguien así y no me causa ningún conflicto. Ojalá que la sociedad dejara de ser tan restrictiva y se centrara en temas más importantes que el tipo de ropa que cada quién prefiere usar.

Lamentablemente, como ya mencioné antes, no existe mucha información al respecto, puesto que se suele pensar que transexualidad y travestismo o feminofilia es la misma cosa. No hay muchos estudios, literatura, documentales o películas al respecto, y creo que se debería hacer algo para acabar con esta confusión. Espero que este pequeño artículo sirva aunque sea un poco para aclarar las cosas.

El origen de las malas palabras.


Sabemos que el Español es un lenguaje muy rico en variedad, acentos, modismos y regionalismos; al ser un idioma tan extendido por el continente americano, es común encontrar palabras que en algunos lugares son perfectamente aceptables mientras que en otros significan los peores insultos. ¿Alguna vez te has puesto a pensar de dónde provienen las malas palabras? La mayor parte de ellas tuvieron un comienzo inocente, pero fue el tiempo el encargado de transformarlas en ese lado oscuro del lenguaje. Hoy les presento 7 palabras cuyo significado original está lejos del que le damos hoy en día.

Pinche. Comencemos por la más famosa de ellas. Todos sabemos que originalmente se le llama pinche al ayudante de un cocinero. "Ayudante de cocinero que hace tareas auxiliares que este le encarga, como pelar papas, lavar las verduras, etc."

Pendejo. No tiene mucho que ver con el grado de inteligencia o habilidad de una persona. Significa: "Pelo que nace en el pubis y en las ingles."

Verga. Nada relacionado a la virilidad o algo por el estilo. Una verga es, de hecho, una parte de una embarcación y se define como "El mástil horizontal que sujeta las velas de un barco."

Culo. Una palabra totalmente aceptable en su acepción correcta: "Extremo inferior o posterior de una cosa, especialmente de un recipiente."

Pito. ¿De dónde salió su relación con el aparato reproductor masculino? Lo ignoro, puesto que significa "Instrumento pequeño y hueco que produce un sonido agudo cuando se sopla por él.".

Culero. De seguro al leer esta palabra te viene a la mente alguien que te perjudicó en alguna forma. Pero dudo mucho que sea correcto darle ese adjetivo, puesto que el significado es realmente un sustantivo: "Persona que oculta la droga con la que trafica introduciéndosela por el ano." Aunque bueno, en estos tiempos puede que sí lo sea literalmente.

Ojete. Coloquialmente, puede que esta palabra sea un sinónimo de la anterior, pero apegándonos al diccionario veremos que no es tal, pues se define como "Abertura circular hecha en una tela, en el cuero, etc., y rematada con hilo o con un aro, para pasar por ella un cordón, cinta u otra cosa."

Espero no haber herido susceptibilidades con este post, y aunque sé que seguirán empleando todas estas palabras como insultos, ahora al menos ya saben cuál es su significado correcto.

2 de enero de 2016

Evaluación 2015 y propósitos 2016.

Como cada año, es costumbre personal revisar los propósitos adquiridos para el año pasado y evaluar qué tanto me apegué a ellos y si logré cumplirlos o no. También quiero aprovechar para plasmar lo más importante que me planteo para 2016. Esto fue lo que me planteé para el año pasado:

1.- Terminar el año al lado de mi novia. // ¡Cumplido al 100%! Seguimos juntos y más unidos que nunca antes. ¡Vamos por nuestro cuarto año!
2.- Dejar de dormirme tan tarde y convertirme en una persona mañanera. // Un total fracaso. Creo que cada vez duermo más. 
3.- Dejar de procrastinar. // Otro fracaso absoluto, pero estoy convencido de que este año es mi año.
4.- Comer menos chatarra. // Quizás cumplido durante una parte del año, pero en general, mal resultado.
 5.- Terminar las materias de mi carrera. // Logrado.

Lamentablemente el balance general no es favorable. Por otro lado, aunque no fue un objetivo publicado, año con año me reto a leer un libro por mes, y 2015 fue el primer período de 365 días en el que logré dicho objetivo y hasta lo sobrepasé, pues en total leí 13 libros. ¡También fui capaz de no fumar un solo cigarro durante todo el año! Creo que eso endereza un poco la balanza a mi favor. Ahora dejo aquí constancia pública de lo que quiero cumplir en este 2016.

1. - Llegar al 31 de diciembre al lado de mi novia.
2.- Titularme y ejercer mi profesión.
3.- Viajar en avión.
4.- Contar con, al menos, un 40% de alemán.

4 modestos objetivos. Ya veremos cuántos de ellos cumplí dentro de 364 días.


Tan sólo una reflexión, quizás sin mucho sentido... quizás con todo el sentido.

En uno de esos momentos de inspiración que repentinamente llegan mientras uno toma una ducha, me vino a la mente una frase digna de estar en una novela (quizás algún día). La frase en cuestión es "sabes que has madurado cuando ya no estás orgulloso de tus vicios". Cuando yo era un adolescente me consideraba adicto a la Coca-Cola. Simplemente me gustaba mucho tomarla y recuerdo que cuando visitaba a mis primos, una de mis actividades favoritas era presumirles que yo era capaz de beber casi un litro de manera casual, digamos mientras comía.

Ahora me doy cuenta de que ¡aquéllo era bastante estúpido! pues el daño que a la larga eso podía hacerme era algo que en ese momento no veía. Yo estaba orgulloso de mi vicio, y hacérselo saber a medio mundo era algo que me gustaba demasiado, pues eso me hacía creer que me veía cool. Extrapolando eso al mundo del alcohol, estoy convencido de que es lo mismo que sucede, quizás a nivel psicológico, cuando tratas de comparar tu manera de ingerir bebidas embriagantes con tus amigos. Cuando escuchas o participas en una plática después de haber asistido a una fiesta es común escuchar frases como "ese güey se puso pedo de volada" "yo me tomé [ingrese aquí cantidad y marca de alcohol. Entre más, mejor]" y similares. Lo curioso del caso es que, entre más cantidad de alcohol se ingiera, más respeto tendrá el sujeto en cuestión entre su grupo de amigos. Entré más bebedor seas, serás mejor visto por la sociedad. ¿Qué coherencia hay en eso? 

No soy ningún estudioso de la psique humana ni pretendo serlo, pero estoy convencido de que el gusto por el alcohol en exceso exhibe un importante grado de inmadurez. Creo que la mayoría de los jóvenes en México atravesamos una etapa en la que beber alcohol es emocionante, pues generalmente lo hacemos en la adolescencia a escondidas de nuestros padres y eso nos hace sentir rebeldes, poderosos y en control de las situaciones. No veo nada malo en ello, pues puede considerarse un comportamiento normal o natural. El problema viene cuando nos quedamos en esta etapa, pues seguimos bebiendo con la misma actitud aun cuando ya no tenemos que escondernos de nadie.

Hay quienes incluso ponen como pretexto que beben para pasar un buen rato con sus amigos. Yo creo que los momentos se disfrutan mucho más estando en tus cinco sentidos. ¿Necesitas alcohol para ser divertido? Entonces eres patético. También estoy en profundo desacuerdo con las personas que viven toda la semana esperando que sea viernes para ir de "antro" o que están desesperadas desde el miércoles por una cerveza. ¿A caso no pueden imaginar otras maneras de pasar un fin de semana? ¡Hay otras actividades! Mismas con las que, incluso, pueden disfrutar un rato más agradable y que implicarán un gasto menor.

Pero en fin, esta es sólo la opinión de un abstemio, que no siempre fue así. Sin embargo, llegó el momento en que decidí no estar orgulloso de mis vicios y desprenderme de ellos lo más pronto posible.

1 de enero de 2016

No es enojo, es decepción.

Quizás lo siguiente suene muy dramático, pero es la verdad: fui defraudado por México... y esta vez, para hacerlo aún más triste, no fue por su gobierno, sino por su población. La situación puede resumirse en que solicité una beca para mis estudios y, a pesar de cumplir todos los requisitos para obtenerla, me fue denegada.  Obviamente, la primera reacción es explotar en contra del comité encargado de la asignación de los apoyos económicos pero, después de una serie de reflexiones y de conversar con mi novia, me di cuenta de que los únicos culpables son quienes solicitan la beca sin necesitarla.

Y es que no estoy implicando que sea malo solicitar al gobierno un apoyo como recompensa a nuestro esfuerzo escolar, pues soy consciente de lo que cuesta obtener una calificación por encima de los 85 puntos: desvelos, frustración, cansancio, lágrimas... lo que se me hace injusto es mentir en la solicitud; dar a entender que prácticamente duermes en el suelo junto con ocho familiares en un cuarto sin techo en mitad de la selva a merced de las inclemencias del clima, y que además tu papá mantiene a los 8 con un salario mínimo, cuando la realidad es que vives en una zona residencial, asistes a la Universidad en tu propio automóvil y haces tus tareas escolares en una computadora de gama alta mientras te comunicas con tus amigos a través de tu ultra moderno smartphone y te pones de acuerdo con ellos para ver en qué bar o en qué concierto te vas a gastar el dinero de la beca.

Todo eso hizo surgir una pregunta elemental: ¿Hasta qué punto somos los ciudadanos culpables de todo aquéllo por lo que criticamos al gobierno? Yo creo que el porcentaje es muy amplio. Y no se malentienda este post como una manifestación de apoyo al gobierno, pues la podredumbre y corrupción inherentes a él hablan por sí mismos, pero es verdad que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Tenemos gobernantes soberbios, mentirosos, corruptos e injustos porque nosotros somos así también. Quizás en menor medida, pero los mismos adjetivos aplican a nosotros los pobladores en general.

Yo creo que este inicio de año puede servir como un buen pretexto para plantearte ser una mejor persona, pues aunque creas que ya lo eres hay muchos aspectos que puedes mejorar. Si tus padres están en posibilidades de darte lo que quieres con tan sólo estirar tu mano y pedírselos, deja las becas para aquéllos que en verdad las necesitamos para algo útil y no únicamente para alcohol y ropa de marca. Haz de hoy el día en que pararás de dejar la basura en ese teléfono público o entre los asientos del camión y comenzarás a guardarla en tus bolsillos y depositarla en un bote de basura. Dile a la señora de la tienda que se equivocó al darte el cambio y te dio de más. Si encuentras una cartera, una mascota o un celular, piensa que es de alguien y que tu obligación es regresarlo sin pedir ni aceptar ninguna recompensa, pues a ti te gustaría que hicieran lo mismo por ti. 

Sé esa persona del bien aunque el mundo sea del mal. Quizás los gobernantes seguirán siendo unos patanes aprovechados y querrán todo para ellos y nada para el pueblo pero, al menos, tendrás la oportunidad de recriminarles, criticarles y exigirles con calidad moral, sin llorar por que se aprovechan de ti mientras tú te aprovechas de los demás.